Por el Licenciado José Luis Stella
La estabilidad de precios, es un objetivo principalísimo de la política económica. Juan Carlos de Pablo define la inflación como “el aumento sostenido en el nivel general de los precios” de donde se desprenden tres características: 1) Se refiere al aumento. 2) Presenta persistencia en el tiempo. Si ocurriera un aumento “único” y no fuera recurrente en el tiempo no hablaríamos con propiedad de inflación. 3) La generalidad del mencionado incremento, es decir que “todos” los precios están aumentando, al margen que unos suban más que otros.
La primera consecuencia de este flagelo económico, es la pérdida del valor de nuestra moneda. Con la misma cantidad de dinero compramos menos bienes con el paso del tiempo. Diez billones de pesos moneda nacional de 1970 equivalen a un peso actual. Le hemos quitado trece ceros a nuestra moneda en un período de veintidós años (desde 1970 a 1992). La segunda es la falta de “transparencia” que tiene el valor los bienes (productos y servicios). Al perderse las señales claras, como deben brindar los precios, en la economía aparecen ineficiencias, tanto en la elección del consumidor como en la producción. Otro aspecto importante es el efecto que tiene sobre la distribución de los ingresos, por ende es muy común escuchar en momentos de inflación: “la inequitativa distribución de la renta”, “La inflación perjudica a los que menos tienen”. Como corolario una política económica que contemple la baja de la inflación sería un excelente comienzo para corregir y mejorar las desigualdades en los ingresos de las personas.
Hay una división entre los economistas, ya que de una vereda están aquellos que dicen que la emisión monetaria no necesariamente provoca inflación, mientras que en la vereda de enfrente, están los que dicen que la emisión monetaria es la única causa.
El FMI ha reconocido últimamente que la inflación es un fenómeno “multicausal”, como el incendio en un bosque, puede provocarse de diversas formas separadas o en forma conjunta. Sin embargo la emisión monetaria excesiva por encima de los niveles de crecimiento de la producción es el oxígeno que necesita el fuego para expandirse. Si bien diversas causas pueden provocar inflación, en todos los casos es imprescindible que aumente la cantidad de dinero en términos nominales. Los libros de textos reconocen distintos tipos de inflación: de demanda, de costos, estructural, por expectativas, por puja distributiva, inercial, cambiaria, por formadores de precios monopólicos u oligopólicos, entre las principales causas.
De aquí se podría desprender un consejo singular: “frenar la emisión de dinero” para terminar con este flagelo. Sin embargo en La Argentina esta solución es difícil de implementar por lo que se denomina la “dominancia fiscal” (emitir dinero para financiar el déficit fiscal y cuasifiscal) y porque luego de convivir por años con la inflación, subsisten presiones que impulsan aumento de precios por la propia inercia.
Martín Guzmán conoce con creces estos temas, sin embargo ha dejado en manos de la secretaría de comercio interior el control de precios y la secretaría a cargo de Paula Español comenzó parafraseando a Darío Sztajnszrajber a dar martillazos para resolverlo. Ejemplos de esos martillazos son los siguientes:
Ha dictado la resolución 330/2021 donde se intima a todas las empresas comerciales e industriales a incrementar su producción hasta el máximo de su capacidad instalada y a arbitrar las medidas conducentes para asegurar el transporte, distribución y provisión de los insumos y bienes finales producidos en todo el Territorio Nacional. El incumplimiento de la presente resolución hará pasibles a las empresas infractoras de las sanciones previstas en la Ley N° 20.680 y sus modificaciones.
Creó el Consejo Federal de Comercio Interior (Cofeci) cuyo objetivo es “establecer y aceitar” políticas entre las jurisdicciones nacionales y locales en materia de precios, abastecimiento, lealtad comercial, competencia desleal, publicidad, metrología legal. Al respecto durante 2020 se realizaron 34.765 inspecciones en todo el país, de las que se desprendieron más de 4.000 actas por infracciones a los precios máximos y 600 clausuras.
En febrero, los movimientos sociales salieron con 20.000 voluntarios a recorrer los supermercados. Representantes del Movimiento Evita, Barrios de Pie y la Corriente Clasista y Combativa (CCC), junto a inspectores de AFIP, chequearon que los precios de las góndolas coincidieran con los establecidos como precios cuidados o precios máximos.
En marzo se dictó la resolución 237/21 que formalizó la Creación del Sistema Informativo para la Implementación de Políticas de Reactivación Económica (SIPRE) para controlar a grandes empresas donde todos tienen que informar. El 11 de abril creó el Código de Buenas Prácticas Comerciales de Distribución Mayorista y Minorista que deberán aplicar todos los comercios alcanzados por la Ley de Góndolas (Nº27.545), con el objetivo de posibilitar un trato equitativo entre las grandes empresas, PyMEs, cooperativas y emprendimientos de la agricultura familiar. La resolución es la 340/21. De acuerdo la misma los supermercados deben por ejemplo indicar con cartelería por ejemplo ¿cuándo van a reponer mercadería faltante?
El 20 de abril determinó que las exportaciones de carnes y productos derivados deberán ser informadas e inscriptas, a través de una Declaración Jurada de Exportaciones de Carnes (DJEC), en el Registro Único de Operadores de la Cadena Agroindustrial (RUCA) que funciona bajo la órbita del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca. Es un registro similar al que se implementó en el 2008 y que en su momento tuvo muy malos resultados. Además recordemos que en su mayoría los cortes que exportamos no son los que se consumen internamente.
Cuando dentro de las políticas anti inflacionarias los gobiernos aplican racionamientos o controles de precios aparece siempre la inflación reprimida, es una inflación que se difiere para más adelante. Quien crea que despreciamos los controles de precio, nada más errado, junto a planear, organizar, dirigir y coordinar el CONTROL es una de las funciones esenciales de una buena administración. Pero el control por sí sólo no resuelve el tema, no ataca las causas, ataca precariamente los efectos, generando dificultades burocráticas que nos llevan a recordar las palabras de Richard Thaler Premio Nobel de Economía en 2017: “Si quieres que alguien haga algo, hazlo fácil”.
Licenciado José Luis Stella
Ex titular de Macroeconomía I – 29 de abril de 2021
Facultad de Ciencias Económicas y Sociales. UNMdP